2. DIAGNÓSTICO DEL DESARROLLO DE LA FORMACIÓN EN LA ZONA (CEP CUEVAS-OLULA).
2.1. Introducción.
Etimológicamente, el término diagnóstico significa concretamente “arte o acto de conocer la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas y signos”. Quiero dejar claro de antemano que ni me considero artista ni tengo dotes médicas ni adivinatorias, por lo que me limitaré a hacer algunas reflexiones teóricas sobre la importancia de analizar de la mejor manera posible los indicadores educativos del territorio sobre el que se pretende desarrollar una asesoría educativa. Para aproximarme a esta temática me he basado, una vez más, en las directrices del II Plan Andaluz de Formación Permanente del Profesorado. Así mismo he revisado los diagnósticos que ofrecen diferentes CEPs de Andalucía sobre sus zonas de actuación, para contrastar distintas formas de elaborar dichos diagnósticos (1). Finalmente, he prestado especial atención al último Plan de Actuación elaborado por el CEP de Cuevas-Olula, para conocer detalles concretos sobre el desarrollo de la formación en la zona en la que desempeñaría mi labor.
2.2. Justificación de la necesidad del diagnóstico.
Una asesoría educativa, como cualquier asesoría laboral, debe basar su trabajo en un diagnóstico lo más acertado posible de la realidad en que se inserta. El diagnóstico certero del desarrollo de la formación en una comarca es el pilar fundamental para desempeñar una asesoría eficaz, puesto que los mejores esfuerzos humanos, los mejores medios técnicos y las mejores actuaciones pueden naufragar si no se adecuan a las necesidades y expectativas reales de la comunidad educativa. El diagnóstico cobra tanta importancia que su elaboración por parte de un CEP debe ocupar el tiempo y esfuerzo necesarios para que no sea un mero trámite burocrático a incluir en un Plan Anual por decreto, sino un instrumento útil sobre el que se base la planificación y ejecución de las actividades formativas.
En este sentido, me gustaría destacar que personalmente me ha parecido interesante la línea de trabajo seguida por el CEP de Castilleja, que afirma haber dedicado dos años de trabajo y una preocupación específica de parte del personal asesor a elaborar un «Plan Global para el Diagnóstico y la Detección de Necesidades Formativas”. Sin duda habrá sido mucho el tiempo y esfuerzo dedicados a esta tarea, pero seguro que redunda en una mejora de la función asesora en dicho CEP y facilita la actualización anual del diagnóstico.
Por último, quisiera destacar que después de lo visto tengo claro que un diagnóstico eficaz supone un trabajo de equipo muy bien organizado, desarrollado de un modo continuo y que no puede surgir de una improvisación de última hora.
2.3. Definición de referentes y procedimientos de recogida y análisis de información.
Un diagnóstico adecuado debe basarse en la observación de parámetros objetivos, a ser posible mensurables y capaces de traducirse en figuras estadísticas. Ahora bien, las cifras, a mi entender de hombre de letras, dan una imagen fría de la realidad, y no siempre ajena a la manipulación o interpretación tendenciosa. Combinar la acumulación rigurosa de datos y parámetros con el lado humano del diagnóstico, menos reducible a cifras pero no menos importante, es el reto de un buen diagnóstico.
Observando el diagnóstico ofrecido por diferentes CEPs en sus Planes de Actuación, se nota que los referentes más repetidos son los objetivos marcados en el II Plan Andaluz de Formación Permanente del Profesorado. El criterio parece de lo más oportuno. Ahora bien, una simple enumeración de dichos objetivos con alguna apreciación subjetiva respecto a los mismos en una comarca sería un diagnóstico bastante superficial. Un buen protocolo de actuación se refleja en el diagnóstico ofrecido por el CEP de Cuevas-Olula, que trata de relacionar diversos indicadores cuantitativos que reflejen el grado de desarrollo de algunos de los objetivos. Claro que no todos los objetivos del mencionado Plan son susceptibles en igual grado de medirse con indicadores cuantitativos, por lo que en muchos de ellos entra en juego la percepción de realidades más subjetivas.
En fin, por mi parte, y aun a sabiendas de repetir una enumeración por todos conocida, voy a considerar como posibles referentes de un diagnóstico los objetivos del II Plan de Formación Permanente del Profesorado, con una somera descripción de cómo podría recogerse y valorarse información sobre su grado de consecución y sobre las carencias que habría que atacar.
(1) . Aunque he revisado distintos planes anuales, he analizado con más detalle los diagnósticos ofrecidos en los últimos planes anuales de los CEPs de Córdoba, Aracena y Castilleja. Al margen, claro está, del diagnóstico que ofrece el CEP de Cuevas-Olula, que es el que más he tenido en cuenta respecto a la realidad concreta en la que se insertaría la asesoría.