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Diagnóstico del desarrollo de la formación en la zona. I

Vamos con esta entrada a comenzar el segundo apartado del proyecto, que trata sobre el diagnóstico de la formación del profesorado en el ámbito de actuación del CEP correspondiente, en mi caso el CEP de Cuevas-Olula. Como se verá, es un diagnóstico más intuitivo que estadístico, aunque algunos datos estadísticos se podían obtener de las memorias y Planes Anuales de años anteriores disponibles en la página web del CEP. En cualquier caso, se nota que las estadísticas no me inspiran mucho. Por ejemplo, ¿puede asegurarse que el número de Grupos de Trabajo constituidos en una comarca es síntoma de preocupación por la innovación y la mejora educativa? Para mí la respuesta no puede ser afirmativa alegremente, al menos sin conocer los resultados objetivos y materiales tangibles obtenidos por tales Grupos de Trabajo. Eso podré comprobarlo este año, cuando terminado el curso me siente a reflexionar sobre los resultados de los 17 Grupos de Trabajo cuyo seguimiento corre a mi cuenta.

2. DIAGNÓSTICO DEL DESARROLLO DE LA FORMACIÓN EN LA ZONA (CEP CUEVAS-OLULA).

2.1. Introducción.

Etimológicamente, el término diagnóstico significa concretamente “arte o acto de conocer la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas y signos”. Quiero dejar claro de antemano que ni me considero artista ni tengo dotes médicas ni adivinatorias, por lo que me limitaré a hacer algunas reflexiones teóricas sobre la importancia de analizar de la mejor manera posible los indicadores educativos del territorio sobre el que se pretende desarrollar una asesoría educativa. Para aproximarme a esta temática me he basado, una vez más, en las directrices del II Plan Andaluz de Formación Permanente del Profesorado. Así mismo he revisado los diagnósticos que ofrecen diferentes CEPs de Andalucía sobre sus zonas de actuación, para contrastar distintas formas de elaborar dichos diagnósticos (1). Finalmente, he prestado especial atención al último Plan de Actuación elaborado por el CEP de Cuevas-Olula, para conocer detalles concretos sobre el desarrollo de la formación en la zona en la que desempeñaría mi labor.

2.2. Justificación de la necesidad del diagnóstico.

Una asesoría educativa, como cualquier asesoría laboral, debe basar su trabajo en un diagnóstico lo más acertado posible de la realidad en que se inserta. El diagnóstico certero del desarrollo de la formación en una comarca es el pilar fundamental para desempeñar una asesoría eficaz, puesto que los mejores esfuerzos humanos, los mejores medios técnicos y las mejores actuaciones pueden naufragar si no se adecuan a las necesidades y expectativas reales de la comunidad educativa. El diagnóstico cobra tanta importancia que su elaboración por parte de un CEP debe ocupar el tiempo y esfuerzo necesarios para que no sea un mero trámite burocrático a incluir en un Plan Anual por decreto, sino un instrumento útil sobre el que se base la planificación y ejecución de las actividades formativas.

En este sentido, me gustaría destacar que personalmente me ha parecido interesante la línea de trabajo seguida por el CEP de Castilleja, que afirma haber dedicado dos años de trabajo y una preocupación específica de parte del personal asesor a elaborar un «Plan Global para el Diagnóstico y la Detección de Necesidades Formativas”. Sin duda habrá sido mucho el tiempo y esfuerzo dedicados a esta tarea, pero seguro que redunda en una mejora de la función asesora en dicho CEP y facilita la actualización anual del diagnóstico.

Por último, quisiera destacar que después de lo visto tengo claro que un diagnóstico eficaz supone un trabajo de equipo muy bien organizado, desarrollado de un modo continuo y que no puede surgir de una improvisación de última hora.

2.3. Definición de referentes y procedimientos de recogida y análisis de información.

Un diagnóstico adecuado debe basarse en la observación de parámetros objetivos, a ser posible mensurables y capaces de traducirse en figuras estadísticas. Ahora bien, las cifras, a mi entender de hombre de letras, dan una imagen fría de la realidad, y no siempre ajena a la manipulación o interpretación tendenciosa. Combinar la acumulación rigurosa de datos y parámetros con el lado humano del diagnóstico, menos reducible a cifras pero no menos importante, es el reto de un buen diagnóstico.

Observando el diagnóstico ofrecido por diferentes CEPs en sus Planes de Actuación, se nota que los referentes más repetidos son los objetivos marcados en el II Plan Andaluz de Formación Permanente del Profesorado. El criterio parece de lo más oportuno. Ahora bien, una simple enumeración de dichos objetivos con alguna apreciación subjetiva respecto a los mismos en una comarca sería un diagnóstico bastante superficial. Un buen protocolo de actuación se refleja en el diagnóstico ofrecido por el CEP de Cuevas-Olula, que trata de relacionar diversos indicadores cuantitativos que reflejen el grado de desarrollo de algunos de los objetivos. Claro que no todos los objetivos del mencionado Plan son susceptibles en igual grado de medirse con indicadores cuantitativos, por lo que en muchos de ellos entra en juego la percepción de realidades más subjetivas.

En fin, por mi parte, y aun a sabiendas de repetir una enumeración por todos conocida, voy a considerar como posibles referentes de un diagnóstico los objetivos del II Plan de Formación Permanente del Profesorado, con una somera descripción de cómo podría recogerse y valorarse información sobre su grado de consecución y sobre las carencias que habría que atacar.



(1) . Aunque he revisado distintos planes anuales, he analizado con más detalle los diagnósticos ofrecidos en los últimos planes anuales de los CEPs de Córdoba, Aracena y Castilleja. Al margen, claro está, del diagnóstico que ofrece el CEP de Cuevas-Olula, que es el que más he tenido en cuenta respecto a la realidad concreta en la que se insertaría la asesoría.

 
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Publicado por en enero 2, 2007 en Proyecto CEP

 

La función asesora (y III)

Con esta entrega acaba el primer apartado del proyecto dedicado a la función asesora.

1.2.3. Una asesoría que propicie la actualización científica…

Sea mediante las TIC o en actuaciones presenciales, una asesoría del ámbito Cívico- Social debe intentar tener una permanente preocupación por la actualización científica del profesorado en las áreas del currículo relacionadas con el ámbito. La importancia de este aspecto de la formación permanente queda de manifiesto en el artículo 102.2 de la LOE , y se justifica por tres causas:

a) Por la necesidad de formación inicial. Los vigentes planes de estudio universitarios han propiciado una fragmentación y especialización en el campo de las Ciencias Sociales. Hemos asistido en los últimos tiempos a la creación en numerosas Universidades de titulaciones específicas en Geografía, Historia e Historia del Arte. Pese a la troncalidad de algunas materias comunes, la formación inicial del alumnado de estas especialidades presenta lagunas importantes en aspectos clave del currículo de Educación Secundaria y Bachillerato, que en ocasiones trata de suplir de manera autodidacta o recurriendo a academias de preparación de oposiciones. Mi experiencia personal, y la convivencia con compañeros y compañeras en esta situación, me ha hecho ver la oportunidad y necesidad de ofrecer desde los Centros de Profesorado actuaciones que permitan compensar las carencias de base, sobre todo porque se trata de un colectivo joven, en cuyas manos está el futuro del sistema educativo, y que muchas veces tiene que dedicar un esfuerzo adicional a cubrir sus lagunas científicas de un modo demasiado improvisado y basado en la solidaridad de los compañeros más veteranos.

b) Por la necesaria actualización del personal veterano. Las Ciencias Sociales, como cualquier disciplina científica, aunque tal vez con menor reconocimiento, viven un proceso de permanente avance e innovación. El personal docente de estas disciplinas suele tener una innata curiosidad por estar al día de los avances científicos en su disciplina y en materias afines, pero no siempre es fácil acceder por medios propios a las novedades y nuevas líneas de investigación. Si bien es cierto que la práctica docente cotidiana a veces invita al anquilosamiento y a la perpetuación de los aprendizajes recibidos antaño, no es menos cierto que un profesional que está al tanto de las novedades en su disciplina termina integrando dicho conocimiento en su práctica docente, lo cual redunda sin duda en una mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje.

c) Por la incorporación de nuevas materias del ámbito en el currículo. Desde mayo de 2003 la Junta de Andalucía incorporó en el currículo de la Educación Secundaria la materia optativa «Cambios sociales y nuevas relaciones de género”, a impartir en 3º y 4º de ESO. Por otra parte, en un futuro inmediato se incorporará la “Educación para la Ciudadanía” en Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato, cuyo diseño ha empezado a debatirse en el MEC en marzo de 2006 con aportaciones de más de 15 organizaciones sociales y educativas. Estas materias, que reflejan la preocupación de las autoridades educativas por entender las Ciencias Sociales de un modo más práctico y aplicado, suponen un nuevo reto formativo, porque en muchos casos se tratarán contenidos cuyo conocimiento por parte del profesorado es más intuitivo que científico. Para que estas nuevas materias no terminen convirtiéndose en material de relleno para la elaboración de horarios, hay que intentar dotar al profesorado de unos contenidos científicos interdisciplinares desde el campo de la Historia (El camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres), de la Geografía (Los papeles de género y su jerarquización en un mundo globalizado) o la Sociología (La construcción social de la identidad de genero) por citar el ejemplo de la materia “Cambios sociales y nuevas relaciones de género” .

1.2.4. … sin despreciar la formación común.

Pese a la importancia de la formación inicial y permanente desde un punto de vista científico, una asesoría de ámbito debe conceder la máxima importancia a los aspectos formativos comunes a todo el profesorado . Propiciar la mejora de las habilidades pedagógicas, el desarrollo de la acción tutorial, el manejo de las TIC, la educación en valores, la convivencia escolar, etc. debe ser una tarea compartida por todo el equipo asesor de un CEP. En el modelo de asesoría que me planteo, el trabajo en equipo con el resto del personal asesor en estas tareas comunes es una de mis mayores preocupaciones, y es en este campo de la formación común en el que mejor puede desarrollarse ese aspecto de la asesoría.

1.2.5. Una asesoría que ayude a construir comunidad de aprendizaje y educación.

La comunidad de aprendizaje y educación es uno de los objetivos destacados del II Plan de Formación Permanente del Profesorado de la Junta de Andalucía, y en el que en mi opinión puede incidir bastante la función asesora. Entiendo la comunidad de aprendizaje desde tres puntos de vista:

a) El fomento del trabajo cooperativo, tanto en la práctica docente cotidiana como en las actividades de formación del profesorado. En mi experiencia personal, algunas de las actividades formativas que he realizado que han dejado más huella en mi práctica docente han sido precisamente diversos grupos de trabajo en los que he participado, no todos, eso he de decirlo. Cuando se encuentran colegas con los que se comparten inquietudes y necesidades, y se dedica un tiempo a la reflexión común, al aprendizaje compartido, al reparto de tareas y a la elaboración de materiales educativos, se cubren dos necesidades de cualquier docente: formarse y sentirse realizado porque dicha formación se plasme en un material tangible. Por eso entiendo que la asesoría debe prestar la máxima atención a este tipo de actuaciones, apoyando a los grupos de trabajo establecidos y fomentando el encuentro de personas que puedan generar nuevos grupos, sobre todo centrados en aspectos que se considere necesario potenciar.

b) El fomento de los foros de encuentro entre todos los componentes de la comunidad educativa, prestando especial apoyo a las actuaciones encaminadas a desarrollar actividades como “Escuelas de Padres y Madres”, Planes de Familia o Proyectos de “Escuela, Espacio de Paz”, abiertos a la participación de la comunidad.

c) El desarrollo de la propia asesoría dentro de un marco de comunidad de educación., y por qué no, de aprendizaje, compartiendo experiencias formativas con el personal del CEP, cooperando en acciones conjuntas y realizando un trabajo en grupo en el que cada persona sume su esfuerzo a unas metas comunes.

1.2.6. Una asesoría que mire a Europa.

Por mi trayectoria vital, desde el año 1990 he sido un convencido de que los retos de la educación en el mundo actual son cada vez más globales. En dicho año tuve la fortuna de participar en un programa entonces pionero, y que se estrenaba en la Universidad de Granada, el Programa Erasmus, que me permitió cursar estudios de Doctorado en la Universidad de Edimburgo. Sin duda, esa experiencia cambió mi trayectoria personal y profesional y me aportó un visión más abierta del mundo. Desde que me integré en la tarea docente nunca he olvidado dicha experiencia y he tratado en distintas ocasiones de fomentar el intercambio educativo con centros europeos. Tras un primer fracaso, coordinando un proyecto Sócrates Comenius en el Instituto Río Aguas de Sorbas (que al menos llegó a presentarse aunque no se aprobó), en el último curso he vuelto a reincidir intentándolo en el IES El Palmeral.

Las dificultades que se plantean en estos casos son muchas y diversas: dificultad para encontrar un equipo de personas interesadas y motivadas, desconocimiento inicial de la mayor parte del profesorado de dichos programas, falta de confianza en el alumnado para desarrollar las actividades previstas, etc. Todo ello me ha hecho reflexionar sobre lo oportuno que sería que desde los CEPs se fomentara la difusión de dichos programas, su conocimiento por parte del profesorado, la ayuda a su puesta en marcha, etc., no sólo apoyando las iniciativas que espontáneamente surgen de algunos centros, sino creando las sinergias para que surjan más, en la medida de lo posible.

 
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Publicado por en diciembre 31, 2006 en Proyecto CEP

 

La función asesora II.

Continúo con esta serie en la que entrego mi proyecto para acceder a la asesoría….

1.2. Modelo de asesoría que se pretende desarrollar. Principios que lo fundamentan y justifican.

Comenzando por el final, conviene señalar los principios en los que he basado el modelo de asesoría que personalmente me gustaría desarrollar.

En primer lugar he analizado el II Plan Andaluz de Formación del Profesorado (Anexo de la Orden de 9 de junio de 2003), así como el texto de la Orden que modifica el II Plan Andaluz de Formación del Profesorado (28 de noviembre de 2005). De estos textos destacaría los grandes objetivos que se marcan, porque resulta difícil diseñar un modelo de asesoría ajeno a los objetivos que persigue el sistema educativo.

En segundo lugar he analizado el Plan de Actuación del CEP de Cuevas-Olula para el curso 2005-2006, que me ha permitido ver la concreción de dichos objetivos generales en el Centro en el que me gustaría integrarme, así como conocer la realidad formativa de la comarca.

En tercer lugar he leído atentamente el artículo 102 de la recientemente aprobada LOE, que se dedica a la formación permanente del profesorado.

En cuarto lugar he consultado alguna bibliografía sobre el desempeño de la función asesora, sobre todo en el terreno educativo y basada en el uso de las TIC. Afortunadamente, Internet permite el acceso a una gran cantidad y variedad de información sobre este tema, aunque me he basado fundamentalmente en artículos publicados en EDUTEC, Revista Electrónica de Tecnología Educativa, y ECO, Revista Digital de Educación y Formación del Profesorado.

En quinto lugar he manejado la “Propuesta para el debate de una ley de educación para Andalucía”, que recientemente ha llegado a los centros y permite conocer algunas perspectivas sobre el futuro inmediato de la educación en nuestra Comunidad Autónoma.

Por último, pero no menos importante desde mi punto de vista, también he basado el modelo de asesoría que pretendería desarrollar en mi propia experiencia como usuario de actividades de formación del profesorado, así como en la reflexión sobre mis propios problemas y carencias y en el diálogo con mis colegas.

Dicho esto, tengo que señalar que el modelo de asesoría que expondré a continuación tiene mucho de opción personal, maximalista si se quiere, pero también de adaptación a una realidad concreta a la que no siempre uno puede imponer sus criterios y deseos. Igualmente, quiero dejar claro de antemano que en el momento actual necesitaría una cierta formación específica para poder desarrollar gran parte de las tareas previstas. Sin más dilación paso a enumerar y justificar algunas de las características del modelo de asesoría que me gustaría desarrollar.

1.2.1. Una asesoría que aproveche las TIC ….

En el año 1997 Jordi Adell escribía: “las nuevas tecnologías tienen un papel relevante, no solo como contenido de la formación, sino como medio para hacer llegar dicha formación a sus destinatarios”[1]. Esta asertación cobra especial fuerza cuando el destinatario es un profesorado geográficamente disperso y obligado a desarrollar su formación permanente fuera del horario lectivo. Por lo tanto, creo que la función asesora de cara al futuro tiene que aprovechar al máximo las posibilidades que ofrecen las TIC para facilitar los procesos formativos y evitar incomodidades y sacrificios cada vez más prescindibles. Formar en las TIC, pero sobre todo usando las TIC al máximo de sus posibilidades. Y no se trata de un mero “estar a la moda”, es que en el caso de nuestra comarca muchas actuaciones formativas pueden enriquecerse y abrirse a más personas mediante las TIC. Pongamos un ejemplo.

Durante seis años he desarrollado mi labor docente en el IES Río Aguas de Sorbas, integrado en el CEP de Cuevas-Olula y situado a unos 50 kms. del centro de referencia. La plantilla de dicho centro era muy reducida (17 integrantes) y formada mayormente por residentes en Almería que se desplazaban diariamente. Dicha realidad anulaba prácticamente la posibilidad de asistencia a actuaciones formativas desarrolladas en Cuevas del Almanzora en horario vespertino, e incluso hacía complicada y sacrificada la participación de buena parte del profesorado en grupos de trabajo que requerían reuniones en horario de tarde. Conciliar la vida familiar y la formación permanente del profesorado, en casos como éste, sólo puede conseguirse mediante el recurso a actividades de formación on-line, cosa que hasta la fecha no era posible más que recurriendo a cursos de la UNED (previo pago), ó últimamente a los del CNICE, aunque no siempre estaba al alcance de todo el profesorado ser admitido.

Situaciones como la comentada no son excepcionales en nuestra comarca, por lo que creo que la asesoría on-line es cada vez más una necesidad, y no sólo para ofertar cursos específicos, sino para tener un cauce de contacto fluido entre grupos de trabajo que se interesan por los mismos temas sin posibilidad de intercambiar experiencias, para incentivar la creación de redes y foros de encuentro entre profesorado con preocupaciones afines, compartir materiales educativos, etc.

En definitiva, y como ha escrito recientemente Mª Carmen Gallardo Sánchez, “el papel del personal asesor de un centro de profesorado ha de adaptarse también a estas nuevas necesidades formativas para dar respuesta a las mismas y, como punto clave de esta adaptación, creo que una de sus nuevas, y más importantes funciones, será la de tutorizar/asesorar actividades a distancia (on-line)”[2].

1.2.2. … sin perder el lado humano.

He incluido la apostilla de no perder el lado humano de la asesoría porque realmente pienso que la tecnología es un medio, y no un fin en sí mismo. Creo que tan importante como el recurso a las TIC para llegar a todo el personal docente interesado en su formación continua es propiciar los foros de encuentro personal y de convivencia. Me refiero con esto a mantener actuaciones en las que se integren sesiones de trabajo y también, por qué no, de ocio compartido, facilitando el contacto humano entre el personal docente de la comarca y el personal de los CEPs. Bastante a menudo he comprobado por mí mismo que en el almuerzo o cena celebrado durante unas Jornadas, o en excursiones didácticas, surgía un conocimiento personal y humano entre colegas distanciados geográficamente, se abrían canales de relación, se intercambiaban vivencias y experiencias difíciles de transmitir mediante las TIC y, en definitiva, se generaba buen ambiente. Y es que las TIC ofrecen muchas posibilidades, pero a veces compartir un rato agradable, unas sonrisas y un vino (puede valer un refresco) ayudan mucho a descongestionar las mentes, a liberar frustraciones, a ponerse al tanto de lo que se hace en otros centros y, porque no, a evaluar en vivo el trabajo de los CEPs.

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1. Jordi ADELL. Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información, en EDUTEC, Revista electrónica de Tecnología Educativa, nº 7 (1997).

2. Mª.C. GALLARDO SÁNCHEZ, “Hacia un nuevo papel de la función asesora”, en ECO, Revista Digital de Educación y Formación del Profesorado, nº 1 (enero 2005).

 
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Publicado por en diciembre 30, 2006 en Proyecto CEP

 

La función asesora I.

Este no es más que el título del primer apartado obligatorio del Proyecto necesario para optar a una asesoría de CEP. Hace unos meses, cuando me senté a redactar mi proyecto, recopilé algunos datos, puse algo de reflexión personal sincera, y salió esto. Acabado mi primer trimestre como asesor no hago más que pensar en la poesía de Cernuda, aunque en otro contexto claro.

1.1. Definición.

A lo largo de los más de 20 años transcurridos desde la creación de los CEPs, por el Real Decreto 21/12 de 1984, la educación en España ha vivido un acelerado proceso de transformaciones, no sólo legislativas sino también de la práctica educativa. La aceleración de los procesos de cambio en la sociedad de la información en que nos hallamos inmersos obliga, por tanto, a una permanente y a menudo estresante puesta al día, de la que no puede omitirse la función asesora. Ahora bien, con independencia de los cambios tecnológicos y de los medios puestos en acción, la función asesora en sí misma debe concebirse siempre como un apoyo permanente a la comunidad educativa en su conjunto para conseguir la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Volcada en el apoyo al sector del profesorado, sin duda, pero sin dejar de lado al resto de miembros de dicha comunidad: familias, alumnado y personal no docente.

La función asesora es una pieza más del engranaje educativo, imprescindible para mantener el sistema alerta a las necesidades y demandas de la sociedad y para dotar a los centros de los recursos y estrategias necesarios para afrontar con éxito los procesos de cambio. En la actualidad, con un sistema educativo titubeante desde el punto de vista legislativo, inmerso en procesos de cambio inacabados y que genera incertidumbres en el sector del profesorado, la función asesora debe ayudar a generar confianza, a facilitar la innovación y a mejorar las capacidades, habilidades, autoestima y motivación del personal docente, que es la columna vertebral de la comunidad educativa.

Teniendo estos principios generales como base, la función asesora requiere también una formación específica. Es cierto que dicha función es desempeñada temporalmente por miembros del sector del profesorado que, al menos, sienten la inquietud de participar activamente en la programación y ejecución de actividades formativas. Pero no es menos cierto que las intenciones e inquietudes no bastan para llevar a cabo una tarea efectiva, y que el desempeño de la función asesora necesita de una formación específica teórica y técnica. En primer lugar en tareas organizativas y de gestión, en segundo lugar en estrategias formativas y en tercer lugar en el manejo de las TIC que puedan ponerse al servicio de la formación permanente del profesorado.

 
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Publicado por en diciembre 28, 2006 en Proyecto CEP